De la fe vacía: cuando el templo se llena de humo
[Biblioteca. La luz entra por los ventanales altos. Diego hojea un Catecismo, inquieto. Máximo se aproxima en silencio y se sienta frente a él.]
DIEGO
(Evitando mirar a Máximo)
He estado pensando en lo que hablamos ayer. Sobre la fe. Sobre lo que significa realmente creer.
MÁXIMO
(Observándolo con calma)
¿Y a qué conclusión llegaste?
DIEGO
Que muchos —yo mismo tal vez— hemos reducido la fe a un ritual. A un modo de pertenencia más que a una verdad vivida. ¿Eso es apostasía?
MÁXIMO
(Su voz es baja, firme)
Apostatar no es sólo negar explícitamente la fe. Es algo más sutil… más insidioso. Es acomodarla a la conveniencia personal. Vivir mundanamente y, sin embargo, presentarse el domingo en misa como quien limpia su expediente ante el mundo.
DIEGO
(Retira las manos del Catecismo)
Entonces... ¿no basta con los gestos?
MÁXIMO
El gesto sin el alma es una máscara. La fe ritualizada sin caridad, sin verdad, sin lucha interior, es una parodia. San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras”, pero eso no justifica cualquier amor, sino el que nace de Dios.
DIEGO
Entonces la apostasía... ¿abre la puerta a los pecados capitales?
MÁXIMO
Sí. Porque desactiva la vigilancia del alma. Cuando el culto se vuelve costumbre y Dios se reduce a un símbolo cultural, los vicios avanzan disfrazados de derechos, de libertades. La soberbia, la lujuria, la avaricia… encuentran terreno fértil donde la fe ha sido domesticada.
DIEGO
(Con voz quebrada)
Entonces vivimos rodeados de una apostasía elegante… vestida de tradición, de liturgia.
MÁXIMO
(Su mirada es grave)
Y esa es la más peligrosa. Porque no despierta escándalo, sino respeto social. Pero en el fondo, es traición. Es tibieza. Y como dice el Apocalipsis: “A los tibios los vomitaré de mi boca” (Ap 3,16).
DIEGO
¿Y qué hacemos, entonces?
MÁXIMO
Empezar por uno. Convertirse. Despertar. Vivir la fe como combate y como don. No basta con ir a misa; hay que ser Eucaristía para el mundo.
Referencias:
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2086-2089 (sobre la apostasía, incredulidad, herejía).
San Agustín, In Epistulam I Ioannis ad Parthos, Tractatus VII, 8.
Apocalipsis 3,16.
Benedicto XVI, Deus Caritas Est.
Jacques Maritain, El campesino del Garona, sobre la mundanización de la fe.
Romano Guardini, El espíritu de la liturgia.



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