El ego contra el ordo amoris según el Magisterio de Santo Tomás de Aquino
En el pensamiento cristiano clásico, el concepto de ordo amoris —el orden del amor— representa un principio central tanto para la ética como para la antropología teológica. Desde san Agustín hasta Santo Tomás de Aquino, esta noción implica que el acto de amar, lejos de ser una pura espontaneidad afectiva, exige discernimiento, jerarquía y medida. En contraposición, la exaltación contemporánea del ego —entendido como centro absoluto del juicio moral y afectivo— constituye una inversión de ese orden, generando un desorden interior y social que los doctores de la Iglesia ya habían advertido en clave espiritual y ontológica.
El ordo amoris en San Agustín
San Agustín define el pecado como amor inordinatus, es decir, un amor desordenado (Agustín, De civitate Dei, XV, 22). Para él, la raíz del mal moral no está tanto en amar cosas malas, sino en amar desordenadamente cosas buenas. De allí se deriva una jerarquía de prioridades afectivas que el alma debe respetar para vivir conforme a la justicia:
> “La vida bienaventurada consiste en amar lo que debe ser amado con una caridad ordenada” (De doctrina christiana, I, 27).
Este orden puede expresarse en los siguientes niveles:
1. Amor a Dios sobre todas las cosas.
2. Amor del alma propia en referencia a Dios.
3. Amor al prójimo como a uno mismo.
4. Amor a los bienes corporales en subordinación al alma y a Dios.
Este orden es ontológico y moral a la vez. Cuando el alma invierte esa jerarquía, cae en el pecado y en la infelicidad.
El ordo amoris en Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás hereda y sistematiza esta doctrina. En la Summa Theologiae (I-II, q. 26–28), distingue entre el amor natural (amor naturalis) y el amor racional (amor electivus), siendo este último susceptible de desorden. La caridad, virtud teologal, es la que ordena rectamente todos los demás amores:
> “La caridad es la forma de todas las virtudes” (Summa Theologiae, II-II, q. 23, a. 8).
El orden del amor según Santo Tomás se presenta así:
1. Dios, como bien supremo, debe ser amado por sí mismo y sobre todo.
2. Uno mismo, en cuanto imagen de Dios y llamado a la bienaventuranza eterna.
3. El prójimo, como compañero de camino hacia Dios, objeto de caridad.
4. Los bienes sensibles y corporales, solo en función del bien espiritual.
5. Las creaturas inferiores, amadas por su participación en el bien divino.
Este orden, iluminado por la razón y la fe, es lo que estructura la vida virtuosa. El ego moderno, al ubicarse en el centro de toda valoración, trastoca esta jerarquía, absolutizando lo inferior y relativizando lo superior.
El ego como desorden y esclavitud
Cuando el amor pierde su orden, el yo se convierte en ídolo. El ego contemporáneo ama más el placer, el poder o la imagen que la verdad, el bien o a Dios. Santo Tomás advierte que esta inversión lleva a la esclavitud interior:
> “El hombre que se entrega a lo temporal como fin, pierde la libertad del espíritu y se convierte en esclavo de sus pasiones” (Summa contra Gentiles, III, 26).
Este desorden no es solo personal sino cultural. Sociedades regidas por el narcisismo, el hedonismo y el materialismo reflejan una patología colectiva del amor: el yo como medida de todas las cosas.
Conclusión
El ordo amoris tomista no es una represión de los afectos, sino su plenitud racional y teologal. Amar bien es amar según el ser, según la verdad de cada cosa. Solo el amor ordenado lleva a la libertad y a la felicidad auténtica (beatitudo). Frente al ego como tirano, Santo Tomás propone una educación del deseo y una purificación del corazón. La caridad, como forma de las virtudes, restituye al hombre en el eje del universo: no como centro absoluto, sino como ser relacional llamado a amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo.
Referencias
Agustín de Hipona. (1994). La ciudad de Dios (J. García-Noblejas, Trad.). Biblioteca de Autores Cristianos. (Obra original publicada ca. 426)
Agustín de Hipona. (2000). De doctrina christiana (J. M. García Mauriño, Trad.). Editorial Ciudad Nueva. (Obra original publicada ca. 397)
Santo Tomás de Aquino. (2012). Suma Teológica (A. D’Ors y V. Salgado, Eds. y Trad.). Biblioteca de Autores Cristianos. (Obra original publicada 1265–1274)
Santo Tomás de Aquino. (1955). Suma contra los gentiles (A. Millán-Puelles, Trad.). Biblioteca de Autores Cristianos. (Obra original publicada 1264)



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