La muerte de la Educación
Personajes:
La Educación (difunta): Su espíritu ronda la escena, confundido.
Político/a: Con discursos vacíos y promesas recicladas.
Directivo/a escolar: Siempre preocupado/a por los informes y las estadísticas.
Docente: Cansado/a, con ojeras eternas y pilas de papeles.
Estudiante: Adicto/a al celular y confundido/a sobre por qué está ahí.
Padre/Madre: Exigente, pero ausente.
La Sociedad: Un personaje colectivo que a veces aplaude, a veces duerme.
(Todos rodean el ataúd. Hay un cartel que dice: “Aquí yace La Educación. Murió por causas múltiples”.)
Político/a (con voz grandilocuente):
— ¡Lamentamos profundamente esta pérdida! Prometemos, como siempre, más inversión… en discursos conmovedores.
Directivo/a (revisando papeles):
— Necesito tres copias del acta de defunción, firmadas por los padres, los estudiantes y la inspección. ¿Dónde está el sello?
Docente (suspirando):
— Yo la vi morir. Fue lenta. Primero la sobrecargaron de burocracia, luego le quitaron recursos… y finalmente, la dejaron sola en una videollamada sin conexión.
Estudiante (sin levantar la vista del celular):
— ¿Murió? Uy… ¿eso significa que no hay más deberes?
Padre/Madre (mirando el reloj):
— Qué pena… ¿Pero quién se va a encargar de mis hijos ahora? ¡Yo pago impuestos!
La Sociedad (despertando):
— ¿Murió? Qué raro, yo pensé que ya estaba muerta hace años. Igual, lo importante es que funcione el wifi.
La Educación (como fantasma, susurrando):
— No morí por un solo golpe… me mataron entre todos. Con indiferencia, discursos, modas pedagógicas absurdas, rankings y abandono.
(Todos se miran incómodos… luego se encogen de hombros.)
Político/a (ya saliendo):
— Bueno, lo importante es que armemos una Comisión para Revivirla. Con suerte, para las elecciones.
(Oscuro. Se oye el sonido de una impresora imprimiendo formularios inútiles.)



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